Fueron
bastantes horas en el avión y estuve 3 de ellas mirando a Niall,
mientras él miraba cuando estaba distraída.
Niall
decía con mirarle a los ojos: Estoy tan aburrido.
Yo
seguía con mi radio de fondo.
Pasada
una media hora, le estuve preguntando sobre el viaje que hicieron
hace unos pocos meses a Ghanda, en África;
para una organización llamada Comic Relief y donde grabaron
su nuevo videoclip, que era nada más y nada menos, que la canción
'One Way Or Another'. Y le
dije a Niall que cuando la escuché por
primera vez estuve un mes entero cantándosela a mis amigas y también
les encantó.
Entonces,
él le dijo por lo bajinis a una azafata:
-
¿Podría poner esa canción para (tu
nombre), por favor?
-
Por supuesto. - le respondió la chica con una sonrisa.
Y
de repente, cuando estaba mirando el pequeño, aunque cautivador
paisaje por la ventanilla, comenzó a sonar la canción.
Me
puse a cantarla de inmediato y Niall me miró, mientras sonreía
tiernamente, mirándome a los ojos y me paralicé.
Mi
cara tomó un color similar al de un tomate.
-
Me la aprendí en cuanto comencé a escucharla; también sé tocarla
con la guitarra, ¿sabes? - dije.
-
¿En serio? ¿Quieres que la toquemos juntos? Pero si lo prefieres yo
toco con la tuya y tú con la mía, ¿vale?
Seguidamente,
me dio su guitarra, y comenzamos a tocar.
Ese
momento me recordó el día en el que estábamos los dos tocando en
mi casa, dos enamorados incomprendidos.
Pero
me empezaron a temblar los dedos y parecía un pingüino mareado.
Jajaja.
Cuando
terminamos, le dije a Niall que si quería algo y me respondió
ansioso:
-
¡Sí, por favor! Pídeme lo que tú quieras; que ¡seguro que me
encanta! Jajaja.
-
¡Marchando!
Yo
me cogí una bolsita de pipas, que más tarde
compartimos y a él le pillé una bolsa de unos aperitivos que le
encantaban.
Volví
a mi asiento y se la di.
-
Eres muy buena... amiga... Gracias, (tu
nombre).
Sabía
que él todavía recordaba lo que nos pasó hace un año y medio.
La
verdad es que yo... seguía total e irrevocablemente enamorada de él.
Estaba siempre en mis pensamientos. No sabiendo qué decirle, le
sonreí tímidamente.
Continuamos
nuestro vuelo hacia Irlanda... O no...
Y,
aunque me di cuenta de que todavía íbamos por Barcelona, de repente
¡No!
Escuchamos que la azafata decía por el megáfono con una vocecita
irritante:
-
Sentimos comunicarles que tendremos que aterrizar en el aeropuerto
de Barcelona, ya que le ha ocurrido un problema al motor del avión.
Abróchense
los cinturones, aterrizaremos en unos minutos.
Se
hizo un silencio profundo.
-
Podrán descansar una hora, luego seguiremos con el trayecto.
Gracias y
disculpen las molestias.
Tras
escuchar las palabras de la joven, opté por despertar a mi tía, que
seguía durmiendo como un tronco, y le expliqué lo que pasaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario