10.18.2013

CAPÍTULO 52

Terminé con la ducha y fui directa a mi habitación. Se podría decir que me sequé a velocidad súper-sónica. Dicho esto, fui dando pequeños saltitos hasta el armario. (Cuando lo abrí, se me cayeron encima montones de sweaters. Sí, soy muy desordenada.) 
Me puse algo con lo que pudiese dormir esa noche ya que era muy tarde y no me iba a cambiar otra vez. Sí, soy muy perezosa.
Cogí esto http://www.polyvore.com/sleeping_with_niall/set?id=98295404 y bajé, de la misma manera en la que llegué al armario por las escaleras, pero cuando iba a doblar la esquina hasta la cocina, escuché la voz de Niall. Estaba hablando con alguien. Me asomé un poco y vi que era Maura.
- ¿De veras se lo has pedido? --. gritó emocionada.
- Sssh! --. musitó Niall por lo bajo --. Y sí, se lo he pedido. Pero... no sé si se lo habrá tomado en serio... --. vi como su rostro se apagaba poco a poco.
No soportaba verlo en ese estado, así que corrí como una loca hacia él y le abracé fuerte, muy fuerte; sin importarme cual fuera su reacción.

-Oh Niall! Te amo! Quiero casarme contigo! --. grité mientras una fina lágrima caía lentamente por mi mejilla.

Niall se quedó como en estado de shock; o eso pensaba yo.
-Oh nena... ¿Lo dices en serio? --. Al parecer, mis lágrimas son contagiosas ; pensé mientras le sonreía como una boba.
Pero volví a la Tierra y dije, casi en un susurro:
-Niall, no he hablado más en serio en toda mi vida --. tenía las pupilas totalmente dilatadas aunque con los ojos fijos en los suyos.
-¿Para siempre? --. preguntó con mi mismo tono de voz.
-Para siempre --. repetí; y después, nos fundimos en un eterno beso.

10.13.2013

CAPÍTULO 51


Le lanzo una mirada ardiente y una pasional sonrisa se dibuja en la comisura de mis labios.
-Oh, no intente ponerse tierna conmigo, futura Señora Horan. Ahora mismo, quiero... – Corre su mano a través de su cabello, luego, mueve la cabeza y cambia de rumbo.
Oh, Dios... Un escalofrío me recorre. ¿Qué está pensando?
Sé que está jugando... pero doy un cauteloso paso hacia atrás lejos de él. Sonríe perversamente.

-¿Ese es el juego? – susurra – Porque te atraparé –. Y sus ojos arden con una brillante intensidad juguetona –. Y te estás mordiendo el labio –. dice amenazante.
Todas mis entrañas se aprietan a la vez. Oh mi... Mi futuro marido quiere jugar.
Doy otro paso atrás, luego giro para correr, pero fue en vano. Niall me agarra, de un solo golpe fácil, mientras chillo de alegría, sorpresa y shock. Me alza por encima del hombro y se dirige por el pasillo.
-¡Niall! – musito, tomando en cuenta que su madre estaba abajo y podría oírnos.
Me mantengo equilibrada poniendo mis manos en lo bajo de su espalda; a continuación, en un impulso valiente, golpeo su trasero. Él me golpeó de vuelta.
-¡Auch! – grito.
-Es momento de ducharse –. declara triunfalmente.
-¡Bájame! – intento, y fallo al sonar rechazadora. Mi lucha es inútil, su brazo me sujeta firmemente sobre mis muslos, y por alguna razón no puedo dejar de reír.
-¿Cómoda en esos zapatos? – pregunta deleitado mientras abre la puerta del cuarto de baño.
-Prefiero que estén tocando el suelo –. intento gruñirle, pero no es muy eficaz ya que no puedo evitar que una carcajada salga de mi garganta.
-Sus deseos son órdenes para mí, Señorita Horan –. sin ponerme abajo, él desliza mis zapatos y deja que resuenen en el suelo de madera. Pausado por la vanidad, vacía sus bolsillos, su iPhone, llaves, cartera. Sólo puedo imaginar cómo me veo en el espejo desde este ángulo. Cuando termina, se marcha directamente a la gran ducha.
-¡Niall! – le regaño en voz alta, su intención es ahora clara.
Abre el agua al máximo. ¡Por Dios! Agua del ártico cae a chorros sobre mi espalda, y chillo. Luego me detengo, consciente una vez más de que Maura sigue abajo nuestra.

Hace frío y estoy completamente vestida. El agua congelada se absorbe en mi ropa, mis bragas y mi sujetador. Estoy empapada y no puedo dejar de reír.
-¡No! –. chillo – ¡Bájame! – Lo golpeo de nuevo, más fuerte esta vez, y Niall me suelta dejando que me deslizase por su cuerpo ahora empapado de pies a cabeza. Su camiseta blanca se pega a su pecho y sus pantalones están mojados. Estoy empapada, también, sonrojada, mareada y sin aliento, y él está sonriendo en mi dirección, luciendo tan... tan increíblemente sexy.

Él se despeja, con sus ojos brillantes, y pone mi cara entre sus manos otra vez, atrayendo mis labios a los suyos. Su beso es suave, acariciante, y me distrae por completo. Ya no me importa que esté completamente vestida y mojada en la ducha de Niall. Somos apenas nosotros dos bajo la cascada de agua fría. Está de vuelta, es mío.

En un solo movimiento se quita la camiseta y hace lo mismo con la mía.
La sangre hierve por mis mejillas. Debo de estar del color de un tomate en este momento, Dios! ; pienso.
Mi subconsciente no sabe qué hacer, pero idea un plan rápido aunque no sabía si funcionaría porque en el modo en el que estaba mi futuro marido (me encantaban esas palabras) no sería muy fácil convencerlo.

-Fuera –. musito con voz seca y autoritaria.
-¿Cómo? – pregunta incrédulo.
-Sal de la ducha, ¡ya!
-Pero... ¿por qué?
Ahora mi subconsciente esta mondándose de la risa, no podía con esto. La cara que había puesto era como: “¿Qué estás diciendo? ¿Estás loca?”
-No hablarás en serio.
-Oh, sí –. susurré con una sonrisa traviesa en la comisura de mis labios.
Le di un beso fugaz y lo guié fuera de la ducha.
-Tranquilo, quedará algo de agua para ti, cariño. Aunque lo más probable es que esté fría – resalté esa palabra debido al mal rato que me había hecho pasar.

De repente noto que se ha acordado de algo.
-Lo que que va a estar fría es... ¡la comida! –. exclamó.
-¡Corre, Niall! ¡Corre!
En serio, no podía aguantarme la risa, así que en cuanto cruzó el umbral de la puerta solté una enorme carcajada.


CAPÍTULO 50


-Parece que me tiene bien atrapada, Señor LI Horan.
-¿LI Horan? – pregunta confundido.
-”Loco Insaciable” Horan –. Lo de LI se me ocurrió sobre la marcha y pensé que le daría qué pensar.
-Umm... En ese caso, te corrijo, nena... Soy un “Loco Insaciable”, pero de tus besos –. ahora su otro brazo rodeaba mi cintura, y de un solo movimiento volvió a unir nuestros labios.
-Entonces, yo también soy una LI –. musité con una sonrisa en mis labios mientras él seguía con la mirada fija en mis ojos.
Estuvimos dos minutos aproximadamente sin decir nada, hasta que Niall rompió el silencio:
-No me dejes.
-Oh, por el amor de Dios, ¡no! ¡No me voy a ir! –. grito. Ya lo dije. No me voy a ir.
-¿De verdad? – su voz era casi audible y tenía los ojos muy abiertos.
-¿Qué puedo hacer para hacerte entender que no me voy a ir? ¿Qué puedo decir?
Él me mira, revelando su ¿miedo? ¿angustia?. Traga saliva.
-Hay una cosa que puedes hacer.
-¿Qué? – estallo.
-Cásate conmigo –. me susurra al oído.
¿Qué? ¿De verdad él...
Por segunda vez en menos de media hora, mi mundo se detiene.
Joder. Miro al profundamente arruinado hombre que amo. No puedo creer lo que acaba de decir.

¿Matrimonio? ¿Me está proponiendo matrimonio? ¿Está bromeando? No puedo evitarlo, una pequeña, nerviosa, risa sale de mí. Muerdo mi labio para evitar que no se convierta en una histérica y fallo miserablemente. Me tumbo en el suelo y me rindo a la risa, me reí como si nunca antes hubiera reído, grandes y catárticos aullidos de risa.

Y por un momento estoy en mi propia cuenta, viendo esta absurda situación, y riéndome, una niña abrumada junto a un niño arruinado, en cierto sentido.
Pongo mi brazo sobre mis ojos, mientras mi risa se convierte en lágrimas escaldadas. No, no... Esto es demasiado.

Y mientras la histeria disminuye, Niall suavemente levanta mi brazo de mi cara. Y volteo a verlo.

Está inclinado sobre mí. Su boca torcida con diversión irónica, pero sus ojos están ardiendo. Oh, no.

Gentilmente, limpia una lágrima con la parte de atrás de sus nudillos.
-¿Encuentra divertida mi propuesta, Señorita Horan?
Oh, ¡Niall! Lo alcanzo, y acaricio su mejilla suavemente, disfrutando cómo se siente la barba de un día bajo mis dedos. Dios, amo a este hombre.
-Señor Horan... – lo miro y las palabras me fallan.
Me sonríe, aunque las arrugas alrededor de sus ojos me demuestran que está herido.
Es serio.
-Me estás hiriendo, (tu nombre).
Me siento y me inclino sobre él, poniendo mis manos sobre sus rodillas. Miro su adorable cara.
-Niall...
-¿Te casarás conmigo? – susurra, incrédulo.
Asiento nerviosamente, sonrojándome. Ansiosa y casi sin creer su reacción. ¿Cómo no podía entender cuánto lo amaba?
-Dilo –. ordena suavemente, con su mirada intensa y sexy.
-Sí, me casaré contigo.

Inhala fuertemente y se mueve de repente agarrándome y girando a mi alrededor, en forma muy tipo Niall Horan. Se está riendo, joven y desenfadado, irradiando entusiasta alegría. Agarro sus brazos para sostenerme, sintiendo la ondulación de sus músculos bajo mis dedos, y su risa contagiosa me arrasa, una chica total y enamorada de su hermoso hombre. Él me baja y me besa. Fuertemente. Sus manos están a ambos lados de mi cara, su lengua insistente, persuasiva... excitante.

-Oh, (tu nombre) –. respira contra mis labios, y es una alegría que me deja tambaleando.
Él me ama, de lo que no tengo ninguna duda, y degusto el sabor delicioso de este hombre, este hombre que un año atrás pensé que no podría volver a ver de nuevo. Su alegría es evidente, sus ojos brillaban, su sonrisa juvenil, y su alivio es casi palpable.


CAPÍTULO 49


*Narras Tú*
Quería que llegase el momento de lanzarme a sus brazos y no soltarlo nunca. Que fuese uno de esos instantes en los que todo se congela y solo estáis tú y esa persona.
Pero justo cuando iba por el penúltimo escalón... le vi. Estaba de espaldas y hablaba con Maura, quien me vio y de inmediato alzó su dedo índice en mi dirección.
Niall giró la cabeza de inmediato.
Sonrió de oreja a oreja cuando su mirada encontró a la mía. Me arrastró a sus brazos y me besa sonoramente.
-Senorita Horan, se ve tan cautivadora como siempre –. dijo acompañado de una sonrisa radiante (a pesar de que ya era de noche).
-Sr. Horan, usted también.
De pronto, sus brazos vuelven a estar alrededor de mí, y su mano está en mi cabello, tirando mi cabeza hacia arriba dolorosamente para que mis labios vuelvan a su insistente boca.
Y nos estamos besando, mis dedos enredándose en su pelo.
-Oh, (tu nombre) –. suspira.
-No me tengas tanto tiempo esperándote –. digo, provocando que suelte una pequeña risita casi inaudible.
-Te he echado de menos, cariño. Pero era una cosa muy importante –. concluye.
Admito que en ese momento no tenía ni idea de que cosa tan importante tenía que hacer. ¿Debía preguntárselo? ¡Dios, quería saberlo!
En ese momento, noto un rugido proveniente de mi barriga y le digo a Niall:
-Tengo hambre.
-¿En serio? Pues da la causalidad de que yo también.
-Eso ya lo sabía, tonto.
-¿Me está insultando Señorita Horan? – pregunta arqueando una ceja y con un tono de voz ¿amenazante pero... adorable?
Este hombre me mata; piensa mi, ahora excitada, subconsciente.
-Sí –. murmuro con la voz seca y firme, aunque en mi interior no era así.
Niall reaccionó de una manera que no me esperaba para nada.
En menos de tres segundos me vi en sus brazos. Apoyada en su hombro mientras él se dirigía hacia el salón.

Estábamos a los pies del sofá y entonces, me tiró.
Solté una enorme carcajada mientras él me miraba con unos ojos seductores (más de lo normal).
-¿Te ríes? – vuelve a decir utilizando el mismo tono de voz autoritario y amenazante que antes.
Intenté levantarme, pero cuando moví el brazo para incorporarme... él se sentó encima mía y me dejó inmóvil.
-No, no, no. De aquí no te mueves, princesa –. susurró meneando la cabeza varias veces.
-Pero tengo hambre –. puse una de mis muy famosas “caras de cachorrito bueno”, aunque he de decir que me llevé una gran sorpresa ya que no surtió efecto.
-No te preocupes, te traeré un trozo de pan y un vaso de agua.
-Muy amable, estoy segura de que con eso lo solucionaremos –. dije sarcásticamente (se entiende).
-Venga, cariño. No te enfades con este pobre irlandés –. musitó acercándose a mí. – Solo era una broma –. cada vez estaba más cerca de mí, y cuando nuestras respiraciones se rozaban... le estampé un cojín en la cara.
A la mínima de cambio cogí y me levanté del sofá. Salí corriendo hacia mi habitación, pero noté que Niall estaba persiguiéndome por detrás con el cojín en una mano.
-¡Eh! ¿Por qué has hecho eso, (tu nombre)? –. preguntó mientras corría como un satánico (al igual que yo).
Llegué a la puerta de mi cuarto y justo entonces llegó Niall.
Tiró el cojín al suelo y poco a poco se iba acercando más y más a mí hasta llegar a un punto en el que me encontraba arrinconada contra la puerta.
-Te encontré –. musitó, mientras sentía todo su cuerpo (sí, eso también) pegado al mío.
Jadeé y miré para arriba. Al ver sus ojos me quedé embelesada con aquel panorama que tenía a pocos centímetros de mí.
-Tienes una mirada muy sexy, ¿lo sabías? –. me susurró al oído.
-Sí, alguien se encarga continuamente de recordármelo –. dije con su mismo tono de voz – Aunque usted tampoco se escapa, Señor Horan.
-Mmm... Con que no me escapo, ¿eh, Señorita Horan? Veamos si te escapas de ésta... – y con esas palabras nos fundimos en un eterno beso.


CAPÍTULO 48


Tal y como le dije a Maura, me dirigí al salón.

Al llegar a dicha habitación, vi que Harry estaba tumbado en un enorme sofá.
Cuando estuve lo bastante cerca de él, le di un delicado beso en la frente, y en el momento en el que lo hice, me di cuenta de que estaba ardiendo.
-Harry... ¿Te encuentras bien? - pregunté arrodillándome en el suelo a los pies del sofá.
-N... No, no pasa nada –. su voz sonaba ronca (más de lo normal).
Sinceramente, no sonaba muy “creíble” que digamos.
-Espera un momento.
A penas pasaron 2 minutos y ya estaba de vuelta, pero ahora traía conmigo un termómetro.
Volví a la misma posición en la que me encontraba antes.
-Ven, Harry –. le acerqué un poco hacia mí y se lo di.
Él frunció el ceño y puso una cara de “¿Cómo? ¿Qué quieres que haga con esto?”
“¿Es muy difícil de entender?”; pensé.
-No me digas que nunca – resalté esa palabra – te has tomado la temperatura, Harry.
-¿Pero dónde me lo pongo? – preguntó, y unos segundos después, comprendí a “qué” se refería.
Se dio cuenta de que ya lo había pillado y entonces, soltó una risita.
-Por favor, Harry. No me hagas esto. Solo quiero ayudarte – . ¿Qué pretendía, a ver?
-Bueno, está bien –. rechistó – ¿Te importa si te pido que no estés mirándome? Aunque a mí no me molesta, es por ti, nada más.
Me pareció una buena idea, ya que no estaba en condiciones de ver nada más.

Pasaron unos 3 minutos y Harry dijo, por fin:
-Esto ya está, (tu nombre).
Seguidamente, me di la vuelta y me entregó el termómetro.
Cuando miré los pequeños números de color rojo que formaban una fina línea a lo largo del pequeño objeto; vi que marcaba 38ºC y mi gesto fue inmediato.
-¿Qué ocurre? – preguntó mi (ahora resfriado) amigo con voz preocupada (y ronca).
-¡Harry, tienes 38 de fiebre! ¡Ahora mismo te vas a la cama y no te mueves de allí, ¿entendido?!
-Bueno, bueno. Está bien. Pero...
-¡Pero nada!

Le ayudé a reincorporarse y subimos tranquilamente las escaleras hasta su habitación.
-Vamos, a la cama. Ya! – le ordené. (Lo sé, suena un poco mal)
-(Tu nombre), tus frases son un poco... provocadoras, ¿Sabes? – musitó con una sonrisa torcida.
-Assssh, ¿qué voy a hacer contigo, Harry? – dije, ahora estresada.
-Para, por favor, (tu nombre). Te haré caso, pero no digas nada más. Aunque esté enfermo, sigo siendo el mismo, así que ten cuidado con lo que dices a un chico como este en un sito como este.
Me di la vuelta ya rendida, y comencé a prepararle la cama para que se acostase allí.

Cuando terminé le dije:
-¿Quieres que te traiga algo? ¿Tienes hambre? ¿Estás molesto?
-No, muchas gracias. Por ahora estoy perfecto –. respondió con una dulce aunque débil sonrisa.
-Bueno, pues si me disculpas voy a bajar a cenar. Si necesitas lo que sea, ya sabes donde encontrarme.
Me despedí de Harry y mientras bajaba (muy despacio) las escaleras, escuché una voz que hizo que me sobresaltase. Era él.
De repente, mi ritmo aceleró y en menos de 2 segundos me encontraba en el salón.

*Narra Niall*
Básicamente, fui a Dublín para comprarle a (tu nombre) el anillo.
Ya se estaba haciendo tarde y el trayecto no era corto, así que decidí volver a casa.
Cuando lo hice, vi que mi madre estaba preparando la cena, pero no había rastro ni de Harry ni de mi querida (tu nombre).
-(Tu nombre) hizo exactamente lo mismo que tú acabas de hacer al entrar esta tarde a casa –. dijo mi madre observándome con una dulce sonrisa desde la cocina.
-¿A qué te refieres, mamá? – pregunté.
-Sólo al traspasar el umbral de la puerta estudió con la mirada cada centímetro de la casa, buscándote entusiasmada y con unas ganas locas de verte, ¿sabes? Y cuando le dije que te habías ido... su mirada se entristeció un poco –. hizo una pausa – Es muy fácil de saber lo que piensa solo con mirarle a los ojos –. otra de sus sonrisas se dibujó en su rostro mientras me pareció que estaba recordando el rostro que tenía cuando (tu nombre) volvió esta tarde.
-¿De veras? – La verdad es que me parecía una cosa muy... especial, muy dulce; el que tengamos tantas cosas en común –. Tiene unos ojos preciosos.
-Tenéis unos ojos preciosos –. me corrigió.
-Bueno, ¿dónde está? ¡Quiero abrazarla y no soltarla en todo lo que queda de noche! – dije entusiasmado.