*Narras
Tú*
Quería
que llegase el momento de lanzarme a sus brazos y no soltarlo nunca.
Que fuese uno de esos instantes en los que todo se congela y solo
estáis tú y esa persona.
Pero
justo cuando iba por el penúltimo escalón... le vi. Estaba de
espaldas y hablaba con Maura, quien me vio y de inmediato alzó su
dedo índice en mi dirección.
Niall
giró la cabeza de inmediato.
Sonrió
de oreja a oreja cuando su mirada encontró a la mía. Me arrastró a
sus brazos y me besa sonoramente.
-Senorita
Horan, se ve tan cautivadora como siempre –. dijo acompañado de
una sonrisa radiante (a pesar de que ya era de noche).
-Sr.
Horan, usted también.
De
pronto, sus brazos vuelven a estar alrededor de mí, y su mano está
en mi cabello, tirando mi cabeza hacia arriba dolorosamente para que
mis labios vuelvan a su insistente boca.
Y
nos estamos besando, mis dedos enredándose en su pelo.
-Oh,
(tu nombre) –. suspira.
-No
me tengas tanto tiempo esperándote –. digo, provocando que suelte
una pequeña risita casi inaudible.
-Te
he echado de menos, cariño. Pero era una cosa muy importante
–. concluye.
Admito
que en ese momento no tenía ni idea de que cosa tan
importante tenía que hacer. ¿Debía preguntárselo? ¡Dios, quería
saberlo!
En
ese momento, noto un rugido proveniente de mi barriga y le digo a
Niall:
-Tengo
hambre.
-¿En
serio? Pues da la causalidad de que yo también.
-Eso
ya lo sabía, tonto.
-¿Me
está insultando Señorita Horan? – pregunta arqueando una ceja y
con un tono de voz ¿amenazante pero... adorable?
Este
hombre me mata; piensa mi, ahora excitada, subconsciente.
-Sí
–. murmuro con la voz seca y firme, aunque en mi interior no era
así.
Niall
reaccionó de una manera que no me esperaba para nada.
En
menos de tres segundos me vi en sus brazos. Apoyada en su hombro
mientras él se dirigía hacia el salón.
Estábamos
a los pies del sofá y entonces, me tiró.
Solté
una enorme carcajada mientras él me miraba con unos ojos seductores
(más de lo normal).
-¿Te
ríes? – vuelve a decir utilizando el mismo tono de voz autoritario
y amenazante que antes.
Intenté
levantarme, pero cuando moví el brazo para incorporarme... él se
sentó encima mía y me dejó inmóvil.
-No,
no, no. De aquí no te mueves, princesa –. susurró meneando la
cabeza varias veces.
-Pero
tengo hambre –. puse una de mis muy famosas “caras de
cachorrito bueno”, aunque he de decir que me llevé una gran
sorpresa ya que no surtió efecto.
-No
te preocupes, te traeré un trozo de pan y un vaso de agua.
-Muy
amable, estoy segura de que con eso lo solucionaremos –. dije
sarcásticamente (se entiende).
-Venga,
cariño. No te enfades con este pobre irlandés –. musitó
acercándose a mí. – Solo era una broma –. cada vez estaba más
cerca de mí, y cuando nuestras respiraciones se rozaban... le
estampé un cojín en la cara.
A
la mínima de cambio cogí y me levanté del sofá. Salí corriendo
hacia mi habitación, pero noté que Niall estaba persiguiéndome por
detrás con el cojín en una mano.
-¡Eh!
¿Por qué has hecho eso, (tu nombre)?
–. preguntó mientras corría como un satánico (al igual que yo).
Llegué
a la puerta de mi cuarto y justo entonces llegó Niall.
Tiró
el cojín al suelo y poco a poco se iba acercando más y más a mí
hasta llegar a un punto en el que me encontraba arrinconada contra la
puerta.
-Te
encontré –. musitó, mientras sentía todo su cuerpo (sí,
eso también) pegado al mío.
Jadeé
y miré para arriba. Al ver sus ojos me quedé embelesada con aquel
panorama que tenía a pocos centímetros de mí.
-Tienes
una mirada muy sexy, ¿lo sabías? –. me susurró al oído.
-Sí,
alguien se encarga continuamente de recordármelo –. dije con su
mismo tono de voz – Aunque usted tampoco se escapa, Señor Horan.
-Mmm...
Con que no me escapo, ¿eh, Señorita Horan? Veamos si te escapas tú
de ésta... – y con esas palabras nos fundimos en un eterno beso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario