8.30.2013

CAPÍTULO 36


Pero él dio un paso para atrás y dijo con una mueca de... ¿dolor? ¿miedo?:
-No, no me toques. Por favor, (tu nombre). Estás... en tu cama y me quieres dar un beso y un abrazo. Te juro que esta vez no me voy a controlar. Es mejor que guardemos las distancias.
A pesar de sus palabras, me levanté de un saltó y me lancé a sus brazos.
-Tranquilo, Harry. Yo sé como pararte los pies, y si no lo consigo... Bueno, eso ya se verá... ¿De acuerdo? – lo abracé más y más fuerte, haciendo que quedásemos los dos juntos.
Él correspondió mi abrazo, y noté un saliente que chocaba con mi barriga. ¡Oh, no! ¡Esto empieza a no pintar bien!
Inmediatamente, me separé de él con cara de horror y mucho, mucho miedo.
-¡Eh! ¿Qué te pasa ahora? – dijo con una sonrisa inocente y los ojos muy abiertos, mientras se acercaba a mí.
-¡¿Que qué pasa?! ¡Eso! ¡Eso es lo que pasa! – grité señalando, bueno... ya lo habréis averiguado por vosotros mismos.
Él se quedó con los ojos como platos y se sentó en el suelo con las manos en la cabeza.
-Lo sabía, sabía que pasaría. Joder, joder, joder. Te dije que no me podía controlar –. murmuró para sí mismo.
-Mira, hacemos como si no hubiese pasado nada y ya está, ¿De acuerdo? – dije intentando tranquilizarle un poco. Alargué el brazo para acariciarle la mejilla, pero retiré la mano rápidamente porque sabía las consecuencias.
-De acuerdo –. respondió con el mismo tono de voz que antes.
Le ayudé a levantarse y me quedé unos instantes mirándole a los ojos. No reconocía esa sensación. Pero de repente, nuestras miradas se separaron y cada uno seguimos nuestro camino. Él se dirigió hacia el baño y yo bajé las escaleras hasta el primer piso para seguir con lo que había dejado a medias.

Cuando estuve ya abajo, Niall estaba viendo la televisión con un vaso de leche en la mano. Continué hacia la isla de la cocina, donde había dejado mi desayuno.
Devoré la barrita de muesli en tres bocados y me decanté por dejar la manzana. Seguidamente, cogí la taza de té, el cual estaba congelado (no me extrañaba) y me senté al lado de Niall.
Se dio cuenta inmediatamente de que estaba allí y me dio un dulce beso en la mejilla.
-¿Cómo ha dormido hoy mi chica misteriosa? – me susurró al oído con una sonrisa pícara en los labios.
-Como un muerto – respondí acompañada de una risita.
Él soltó una carcajada.

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