8.30.2013

CAPÍTULO 30


Justo entonces, me acordé de que mi tía no sabía lo que me había pasado y ella seguía en Dublín pensando que yo estoy con Albert, cuando me encuentro en la casa de Niall con una compresa fría en la cabeza mientras la comparto con la madre de Niall dado que ella se ha golpeado la cabeza. ¡Madre mía!
-¿Qué pasa, (tu nombre)? ¿Ocurre algo? - me preguntó el rubio alarmado.
-Tengo que llamar a mi tía, disculpa -. busqué mi bolso y localicé mi iPhone. Busqué en “últimas llamadas” y le pulsé a “Tía <3”.
*Llamada telefónica*
-¿Hola?
-Soy yo, (tu nombre) –. murmuré con voz temblorosa.
-¿(Tu nombre)? ¿A qué se debe tu llamada? ¿Pasa algo?
-Sí... Es que... Resulta que...
-Bueno, ¿me lo vas a decir ya o tendré que esperar hasta Navidad?
Oh no!! Se me había olvidado tratar ese tema con ella... Bueno... Ahora no era el momento preciso para hablarlo –. pensé
-Estoy en casa de los Horan, porque me he desmayado mientras estaba paseando con Albert y Niall pasaba por allí y... – estaba hablando a tal velocidad que no sabía si mi tía me habría entendido.
-Tranquila, cariño. Ya lo hablaremos con más tranquilidad cuando llegue. ¿No quieres venir?
-No... No me encuentro bien... Pero no te preocupes, Niall es un buen enfermero. - dije mirando a mi irlandés mientras él venía hacia mí y me daba un sensual beso. Pero le hice que parase porque si no mi tía podría asustarse con lo exagerada que es.
-Bueno, que te mejores cariño. Por cierto, creo que me quedaré esta noche en casa de los Sheppherd (la familia de Albert), ¿vale?
-Claro. Me parece buena idea. Que te diviertas. Nos vemos mañana.
-Te quiero, cariño. Ah! Y di al rubito de mi parte que no haga ninguna tontería.
-Por favor, tía. Él no va a hacerme nada. Estaré bien. Buenas noches.
-Buenas noches, preciosa.
*Fin de la llamada telefónica*
Colgué y guardé mi móvil en el bolso nuevamente. Me giré hacia Niall y le miré con gesto serio.
-Querido, te agradecería que no me interrumpieses cuando hago una llamada urgente a mi tía diciéndole que un loco y sexy irlandés me ha llevado desde Dublín hasta su casa en Mullingar sin avisar a nadie. Pero a pesar de eso, es un excelente enfermero.
-¡Bueno, bueno, bueno! Sé que estoy loco, loco por ti! – me dio un fugaz beso – Pero... ¿Lo de sexy irlandés iba en serio? – preguntó alzando una ceja.
-¡Por supuesto! ¡Eres irlandés y estás tremendamente sexy!
Su mandíbula casi perfora el suelo de la casa al escuchar eso, mientras que mis mejillas adoptaron un color rosado.
-Dilo otra vez. - pidió con una sonrisa de oreja a oreja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario