Justo
entonces, me acordé de que mi tía no sabía lo que me había pasado
y ella seguía en Dublín pensando que yo estoy con Albert, cuando me
encuentro en la casa de Niall con una compresa fría en la cabeza
mientras la comparto con la madre de Niall dado que ella se ha
golpeado la cabeza. ¡Madre mía!
-¿Qué
pasa, (tu nombre)? ¿Ocurre algo? - me preguntó el rubio alarmado.
-Tengo
que llamar a mi tía, disculpa -. busqué mi bolso y localicé mi
iPhone. Busqué en “últimas llamadas” y le pulsé a “Tía
<3”.
*Llamada
telefónica*
-¿Hola?
-Soy
yo, (tu nombre) –.
murmuré con voz temblorosa.
-¿(Tu
nombre)? ¿A qué se debe tu
llamada? ¿Pasa algo?
-Sí...
Es que... Resulta que...
-Bueno,
¿me lo vas a decir ya o tendré que esperar hasta Navidad?
Oh
no!! Se me había olvidado tratar ese tema con ella... Bueno... Ahora
no era el momento preciso para hablarlo –. pensé
-Estoy
en casa de los Horan, porque me he desmayado mientras estaba paseando
con Albert y Niall pasaba por allí y... – estaba hablando a tal
velocidad que no sabía si mi tía me habría entendido.
-Tranquila,
cariño. Ya lo hablaremos con más tranquilidad cuando llegue. ¿No
quieres venir?
-No...
No me encuentro bien... Pero no te preocupes, Niall es un buen
enfermero. - dije mirando a mi irlandés mientras él venía hacia mí
y me daba un sensual beso. Pero le hice que parase porque si no mi
tía podría asustarse con lo exagerada que es.
-Bueno,
que te mejores cariño. Por cierto, creo que me quedaré esta noche
en casa de los Sheppherd (la familia de Albert), ¿vale?
-Claro.
Me parece buena idea. Que te diviertas. Nos vemos mañana.
-Te
quiero, cariño. Ah! Y di al rubito de mi parte que no haga ninguna
tontería.
-Por
favor, tía. Él no va a hacerme nada. Estaré bien. Buenas noches.
-Buenas
noches, preciosa.
*Fin
de la llamada telefónica*
Colgué
y guardé mi móvil en el bolso nuevamente. Me giré hacia Niall y le
miré con gesto serio.
-Querido,
te agradecería que no me interrumpieses cuando hago una llamada
urgente a mi tía diciéndole que un loco y sexy irlandés me ha
llevado desde Dublín hasta su casa en Mullingar sin avisar a nadie.
Pero a pesar de eso, es un excelente enfermero.
-¡Bueno,
bueno, bueno! Sé que estoy loco, loco por ti! – me dio un fugaz
beso – Pero... ¿Lo de sexy irlandés iba en serio? – preguntó
alzando una ceja.
-¡Por
supuesto! ¡Eres irlandés y estás tremendamente sexy!
Su
mandíbula casi perfora el suelo de la casa al escuchar eso, mientras
que mis mejillas adoptaron un color rosado.
-Dilo
otra vez. - pidió con una sonrisa de oreja a oreja.
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