-A
mí me gustas tú –. se lanzó sobre mí quedando debajo de él.
Comenzó ha depositar un camino de delicados besos desde mi boca
hasta mis hombros.
-Estúpida
camiseta... Oh! Mira por donde, tu ropa interior hace juego con la
mía –. susurró acariciándome un brazo. Me encanta, pero tenía
que mantener la mente clara. A pesar de que era bastante difícil en
esa circunstancia.
-Que
coincidencia, ¿no? –. dije con voz inocente acompañada de otra
sonrisa boba.
-Habrá
que completar el conjunto, digo yo.
Al
decir esto, Niall cogió la camiseta y no sé de qué manera en unos
segundos ya la tenía en la mano y lista para disparar junto a su
ropa.
-Mucho
mejor, ¿no te parece? –. comentó
-Dímelo
tú
-Creía
que la experta en moda aquí eras tú –. llevaba razón
-Muy
observador, señor Horan.
-Siempre
que estoy con usted intento serlo, señorita Misterio.
De
nuevo, volvieron los bostezos. La verdad, es que comenzaba a tener un
poco de sueño. Mis párpados querían cerrarse pero no quería dejar
a Niall así.
-¿Tienes
sueño? – me preguntó.
-Sí...
– iba a caer rendida sobre la almohada pero no me daría por
vencida – ¡No!
-Cariño,
no importa, ¿vale? Duerme, estoy contigo –. sus palabras me
tranquilizaban, su voz suave y melodiosa no salía de mi cabeza.
Hacía que me entrase más sueño aún.
-Buenas
noches, mi querido irlandés –. dije depositando un cálido aunque
fugaz beso en sus labios.
-Oh,
nena. Me pones tanto... Pero tienes que dormir, y yo también. Aunque
no sé lo que voy a hacer contigo –. besó mi cabello y acarició
mi mejilla con la yema de sus dedos. – Buenas noches, mi princesa
irlandesa.
Le
miré con el ceño fruncido al escuchar ese nuevo apodo.
-Me
dijiste que tus amigas te llaman “irlandesa”, ¿no?
Solté
una risita adolescente e inocente y asentí.
-Te
quiero, cariño –. le susurré al oído.
-Te
amo, mi pequeña irlandesa –. me dio otro beso pero esta vez sí
fue en los labios.
Me
despedí con un largo y sensual beso que duró minutos, y después
caímos rendidos por el profundo sueño.
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