Se
acercó más a mí y se tumbó a mi lado, sin hacer caso de mi
petición.
-Tranquila,
no voy a hacerte nada, cariño. Ven, vamos a dormir –. murmuró
cogiéndome fuertemente de la mano y tirando de mí, pero por
desgracia (para mí, no para él), caí encima suya. ¿Lo habrá
hecho a posta?
-No
puedo dormir así –. dije señalando mi ropa.
-Eso
se puede solucionar rápido –. respondió con una sonrisa
juguetona.
-No...Niall,
no... Voy a coger una camiseta, si no te importa, claro.
Pegué
un salto hasta llegar a la puerta de su armario. Había dos
estanterías llenas de camisetas de tirantes muy anchas. Opté por
coger una en la que ponía “Crazy Mofos”.
-Ahora
vengo –. dije llevando en mi mano la camiseta.
-Puedes
cambiarte aquí, (tu nombre) –.
su sonrisa seguía teniendo el mismo significado que antes.
¡Venga,
tía! ¡Haz caso al rubito! ¿No ves lo que quiere?, me dijo mi
subconsciente, que parecía haberse revolucionado por completo.
-...Vale...
Acepté
su oferta, quedándome en ropa interior. Me di la vuelta y mis
mejillas ardían furiosas, al igual que el resto de mi cuerpo.
-Eres
preciosa, (tu nombre) –.
murmuró con la mirada fija en mi cuerpo.
Fugazmente,
me puse su camiseta y me hice un moño alto; mientras doblaba mi ropa
y la ponía en una silla próxima al escritorio.
Di
unos saltitos hasta la cama y me acosté a su lado. Él me rodeó con
su brazo quedando pegado el uno al otro.
-Me
encanta esta camiseta –. comentó con una dulce sonrisa.
-A
mí también. Es muy... apropiada –.
-¿En
serio? ¿Eres una “CrazyMofo”?
–. exclamó incrédulo alzando una ceja.
-¡Por
supuesto! Me atrevería a decir que la más crazy de todas.
Jajaja –. dije con autosuficiencia.
-No
me lo creo. ¡Demuéstralo! –. murmuró haciéndose el interesante.
Pero yo sabía por donde iba.
-Sé
por dónde vas, Niall. Ya hemos hablado de ello...
-Sí,
pero por desgracia te he pedido que me demuestres lo que has dicho –.
en ese instante, me recordó un poco al personaje de Christian Grey.
Tan seductor, controlador, auto-suficiente e irresistiblemente sexy.
Mi
subconsciente seguía tan alocado como anteriormente.
-Es
usted muy insistente, señor Horan.
-Lo
sé, señorita Misterio.
-Me
gusta ese mote –. dije con una sonrisa, misteriosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario