-¿Que
no haga qué?
-Morderte
el labio –. musitó con una de sus manos en mi trasero y la otra
acariciando mi mejilla.
-¿Por
qué? –. no sé porqué no le pegué una bofetada, una parte de mi
subconsciente me decía: “¡Vamos, nena! ¡Dale otro morreo!”
Mientras que la otra: “No le seas infiel a Niall, piensa en cómo
se sentiría si te viese así.”
El
caso es que le hice caso a la primera propuesta, pero antes dejé que
me diese una explicación lógica a mi pregunta. Curvé una ceja y
esperé su respuesta.
-Porque
me dan ganas de... –. paró un momento como si su subconsciente
funcionase de la misma manera que el mío y estuviese pensando en
cuál elegir –. De hacerlo aquí mismo, joder! –. exclamó
pasándose la mano por su pelo.
-Deja
que compruebe algo –. murmuré acercándome lentamente hacia él y
rodeando su cuello con mi mano. Cerré los ojos e inspiré
profundamente, mientras que él parecía tenso pero divertido al
mismo tiempo. Le di un beso, esta vez más largo que el anterior.
Besaba tan bien. Debía mantener la cabeza en su sitio pero me
resultaba imposible parar, al igual que a él.
-Oh,
Dios... No sé porqué he hecho eso... – dije con la respiración
agitada.
-Yo
sí... – me susurró al oído con la voz ronca – Me amas... me
amas, (tu nombre).
No
podía. No debía seguir con esto.
-Discúlpame,
Harry. No puedo –. fui corriendo hacia mi habitación y en ese
momento, choqué contra alguien; que me cogió en brazos.
-¡Eh,
toro! – Oh, no! Era la voz de Niall – ¿A qué viene tanta prisa,
eh?
-No
es nada. Déjame, por favor. – mi voz a penas se escuchaba y no era
capaz de mirarle a la cara.
Me
encerré en la habitación dejándole allí plantado. Me dolía en el
alma. ¡Oh, Dios! ¿Cómo le he podido hacer eso? ¡Es mi novio! Y
él es su mejor amigo! No me lo puedo creer, ¿cómo he sido tan
estúpida? Espero que no le pregunte nada a Harry. Estoy muerta.
Sepultada para el resto de mi vida. ;
pensé entre sollozos.
Caí
en mi cama y estuve llorando alrededor de una hora. Al final, me
quedé dormida.
De
repente, pegaron a la puerta.
-Si
eres Harry no entres –. dije con la voz ronca y casi inaudible.
Harry
entró disparado hasta mí y se sentó a mi lado.
-Lo
siento, preciosa. No sé lo que ha pasado, te pido perdón por mi
actitud. No he sabido controlarme y no he pensado en que tú estabas
con Niall. Él es como un hermano para mí –. no le dejé terminar,
y esta vez fui yo la que le callé poniendo mi dedo índice sobre sus
labios.
-Harry,
no te pongas triste. He sido yo la que no ha sabido controlarse. Mis
impulsos dominaron mi mente y mi cuerpo y no supe parar. Soy yo la
que te tiene que pedir disculpas, no hace falta que sufras por algo
que he hecho yo –. le dije mientras le daba un fuerte abrazo y un
besito tranquilizador en la mejilla.
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