6.22.2013

CAPÍTULO 42


Entramos de nuevo en la casa. Fui corriendo hacia el baño y pude coger un poco de desinfectante para ir a curarle la herida a Niall.
Volví y vi a mi irlandés tumbado en el sofá.
- Niall, ya estoy aquí. Ven... Deja que te vea ese corte.
Él se reincorporó y me dio un dulce y corto beso.
- Así ya me lo has curado, (tu nombre).- dijo sonriendo.
- ¡Oh, Niall! Ha sido uno de los mejores besos que me has dado hasta ahora, pero sabe un poco... a sangre. Tienes que dejar que te lo desinfecte, ¿vale? - le respondí.
- Ahora eres tú la que me tienes que curar a mí, ¿eh? Jajaja.
- Sí, es un poco irónico. Jajaja. - dije entre risas.
Le di delicadamente con una gasa empapada de agua oxigenada en el labio, y le soplé un poco para que no le escociese tanto.
- Muchas gracias, (tu nombre). Creo que vas a ser mi asesora de imagen y enfermera personal. - dijo sonriente.
- Será todo un placer. Sobre todo, si cada vez que te hagas una herida tengas que besarme. - pensé (en voz alta).
- ¿De veras, (tu nombre)? Si es eso lo que te gusta, puedo darte besos por cada segundo que pase. - dijo rodeando mi cintura, mientras nos reíamos los dos a la vez.
- Pero, procura que no parezca que me ha besado un vampiro, ¿vale?
- ¡Ah! Lo dices por la sangre, ¿no? Eso son marcas de guerra, querida.
- En realidad... me parece que no me importa; dado que tú – resalté el – das los mejores besos del mundo.
Entonces, Niall citó una de las frases que dice Edward en Crepúsculo:
- “Sois como una droga para mi. Eres... mi marca de heroína.”
Se quedó mirándome directamente a los ojos un buen rato.
Nuestras miradas se intercambiaban mensajes incomprensibles para los demás, se cruzaban la una entre la otra como un largo lazo envolviendo una enorme caja.


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