9.01.2013

CAPÍTULO 43


Todas esas preguntas eran las que correteaban en mi cabeza. Él captó mis evasivas y me miró a los ojos, verde contra verde, estábamos igualados. Una sonrisa torcida se formó en su semblante. Ese aire misterioso que le quedaba tan bien. Me encantaba.
Mientras, yo seguía enjaulada por los brazos de Niall. Que en ese momento se separó de mí, y vio en mi mirada algo raro.
-¿Qué ocurre, (tu nombre)? ¿Hay algo que quieras contarme? – preguntó con los ojos clavados en los míos.
Me despertó de mi hechizó. Negué tímidamente con la cabeza un par de veces.
-N... no... No pasa nada.
-Bueno... creo que debería prestarle un poco más de atención a mi sobrino, ¿no te parece?
-Tranquilo, yo creo que eres un tío estupendo –. musité con una sonrisa tierna, mirando esta vez al pequeño Theo.
-Y tú también lo serás –. dijo con mi misma sonrisa.
-Gracias... supongo –. me temblaba la voz. Estaba nerviosa. No podía contenerme cuando me decía algo relacionado con el tema.

Quería hablar con Harry, así que intenté escapar de esa habitación.
-Bueno... Voy a prepararme un té... Ahora vuelvo –. esa era la respuesta que le daba a todos mis problemas. Una taza de té.
Al pensar eso, me comparé con Ray, un personaje de Cincuenta Sombras de Grey, al que Anastasia describe como un hombre que resuelve sus problemas con una taza de té. Y la verdad, es que funcionaba.
Amaba esa sensación. En un día de lluvia, sentada sobre mi cama, contemplando como las gotitas de agua chocaban contra mi ventana, con una taza caliente de Twinings (un clásico, para mí) entre mis manos. Quemaba, pero era soportable e incluso me atrevería a decir que agradable.
En fin, mis manías, no pretendo que lo entendáis.

Salí del cuarto dejando a Niall con Theo, se le veía tan... familiar cuando estaba con él en brazos. Me quedé unos instantes mirándoles, pero volví los ojos hacia delante y en la esquina de las escaleras estaba él. Harry. Se había cambiado de ropa. Ahora vestía unos vaqueros ceñidos de color azul marino, una camisa blanca con una chaqueta sobre un hombro. Y sus típicos zapatos, muy clásicos. Su look era formal a la par que juvenil y desenfadado. Muy Harry.

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